• El mantenimiento regular de los equipos y los controles de calidad exhaustivos evitan que los pequeños problemas se conviertan en problemas mayores, lo que garantiza una calidad constante del producto.
  • Adoptar una cultura de mejora continua fomenta la innovación y la competitividad, manteniendo los procesos de fabricación eficientes y eficaces.
  • Invertir en la capacitación y el empoderamiento de los empleados fomenta la responsabilidad y la rendición de cuentas, lo que conduce a una fuerza laboral motivada y a una reducción de errores.